lunes, 21 de septiembre de 2009

LA NACIÓN (17 mayo 2008)

El desánimo le gana la carrera al trigo

Manuel Cosio ya se decidió por no sembrar ni una sola hectárea de trigo, y del otro lado del teléfono advierte que en su zona, Río Cuarto, en el sudoeste de Córdoba, muy pocos productores hablan siquiera de la posibilidad de implantar el cereal este año. Hacia el sudeste cordobés, en Wenceslao Escalante, Arnolfo Calvo tampoco tiene dudas sobre cuáles van a ser sus próximos pasos y en un correo electrónico anticipa que reducirá un 60% su área de siembra. Más al sur del país, en Tandil, Pedro Zubiri aún recuerda los estragos de las heladas tardías que en 2007 le hicieron perder el 65% del rinde del cultivo y en uno de esos recuerdos afirma que ahora bajará un 15% la superficie. Todavía más al Sur, en Necochea, Gastón Fernández Palma asegura, en cambio, que va a seguir con el esquema planteado en el último tiempo para el cereal, aunque probablemente con una menor inversión en insumos.

Con el calendario que indica que es temporada para el inicio de la siembra de trigo, todas las miradas de los productores, técnicos y analistas están puestas en tratar de develar qué va a ocurrir esta campaña con la superficie del cereal. Y no es para menos: el actual conflicto con el Gobierno, la continuidad de la intervención oficial sobre el mercado, que ya cumplió dos años, la dura sequía que hoy tiene en estado de regular a mal a 4 de los 5,6 millones de hectáreas de la habitual área triguera y el fuerte aumento de costos -el fosfato diamónico pasó de 400 a 1300 dólares la tonelada en un año, por ejemplo- han confluido en un cóctel explosivo que dificulta acertar cualquier predicción. Todo esto en un contexto donde, pese a que el productor sigue sin recibir el precio lleno, últimamente el horizonte del valor interno a futuro se ha ubicado en torno de los US$ 220, más del doble que los US$ 105 del promedio del período 1999/2007. A nivel externo, con precios internacionales más bajos, la producción más alta de la década, estimada en 656 millones de toneladas (50 millones más que el ciclo 2007/2008) va a ser también acompañada por un consumo récord a nivel mundial de 642 millones de toneladas.

Con todo, a nivel país la evolución del conflicto con el Gobierno y la posibilidad de una mejora en las zonas afectadas por la falta de lluvia terminarán de dar a luz entre el mes próximo y julio, cuando se concentrará el grueso de la siembra, un número final sobre la superficie cubierta por el cereal. Hoy el trigo es el primer cultivo que sufre a flor de piel el conflicto con el Gobierno. Por lo pronto hay analistas que ya ubican la retracción del área entre un 5 y un 15 por ciento, lo que representaría la segunda menor siembra de la década, mientras los productores esperan un porcentaje bastante mayor de caída, de un 20 y hasta un 40 por ciento. De cumplirse estas últimas advertencias "en caliente" podría haber un millón de hectáreas menos.

"Hoy nuestra estimación da un 5% menos de área, la menor siembra de la década (sin contar la de 2005/2006 hubo 5,22 millones de hectáreas) y bastante más baja que el promedio de los últimos diez años (6,04 millones de hectáreas) y de los últimos veinte años (5,78 millones de hectáreas)", señaló Gustavo López, consultor de Agritrend. "Este sería el tercer año consecutivo de merma del área sembrada", subrayó el analista, que pronosticó una producción de 14,8 millones de toneladas, inferior a los 16 millones de la última campaña agrícola. Con esa caída, igualmente el consumo interno no estaría en riesgo, ya que no demanda más de 5,5 millones de toneladas.

Según López, las 280.000 hectáreas menos que él prevé con trigo se repartirían en 100.000 hectáreas con cebada cervecera, 60.000/80.000 con colza y otras 100.000 hectáreas con girasol en el sudeste bonaerense. La cebada y la colza, que tienen un 20 y 10% de retenciones, respectivamente, pueden ser dos opciones para liberar antes el lote que el trigo y dar lugar después a una soja de segunda con mejor rendimiento.

En su último informe, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires calculó, en base a reportes muy preliminares, que la superficie podría caer un 8%, lo que significaría 450.000 hectáreas menos que el año pasado. El área quedaría en torno de los 5 millones de hectáreas. Santiago Cameron, presidente de la Asociación Argentina de Productores de (Aaprotrigo), dijo a LA NACION que el área retrocedería entre un 7 un 8%, "dependiendo de lo que ocurra con el clima y a nivel político en los próximos 30 a 60 días".

Para Ernesto Ambrosetti, del Instituto de Estudios Económicos de la Sociedad Rural Argentina (SRA), una hipótesis es que el área se contraiga un 10%; Ambrosetti también tiene proyecciones de hasta un 20% menos de trigo. Por su parte, Pablo Adreani, de AgriPac, proyecta una reducción de 1 millón de hectáreas, "equivalente al 17% en la superficie de siembra". Para Adreani habría una producción de 14,4 millones de toneladas, la menor desde 1997.

Mientras es una incógnita la resolución del conflicto con el Gobierno, a nivel climático el especialista Eduardo Sierra precisó que el cultivo estaría en graves problemas si continuaran las actuales condiciones de sequía. Hoy sólo 1,6 millones de hectáreas tienen un buen estado hídrico y sólo a fines de la próxima semana llegaría "un alivio" que humedecería la cama de siembra, pero eso no sería suficiente. Para recordar, el año pasado hubo en general una buena humedad en el suelo.

Voces en todas las zonas

Si bien los analistas tienen sus propias proyecciones, los productores y los vendedores de insumos tienen otras, un poco a partir de los diferentes planes de siembra y otro tanto siguiendo las mismas ventas de semillas y fertilizantes. Esto es lo que comentan en las distintas regiones los productores. Curiosamente, no va a haber más trigo como creyó el Gobierno al anunciar el nuevo esquema de retenciones móviles castigando a la soja.

Desde Tres Arroyos, Daniel Rybner, productor, ya se está preparando para una importante reducción del área. "En nuestro caso vamos a achicar bastante la superficie; aunque no está definida, probablemente sea de un 50%. El margen es muy bajo y está influyendo mucho el conflicto con el Gobierno", dijo. Según Rybner, en la zona la merma podría rondar el 30%. "Muchos lotes -que no se van a sembrar con el cereal- van a ir a cebada y a girasol y maíz", agregó el productor.

El año pasado, en Tandil, Pedro Zubiri implantó unas 860 hectáreas de trigo y obtuvo un rinde promedio de sólo 1230 kilos por hectárea como consecuencia de las heladas tardías de noviembre pasado. Al margen de ese mal trance, por la incertidumbre generada por el Gobierno y la falta de lluvias en la zona -"es impresionante la seca, llovió 28 milímetros hace dos meses y después nada", dijo- también va a bajar la superficie con el cereal. "Voy a achicar el área un 15%, incorporando el alpiste. El alpiste ronda los US$ 650 dólares la tonelada, en esta zona funciona y requiere un 50% menos de inversión; por ejemplo, 30/40 kilos de fosfato diamónico contra 80/90 kilos del trigo", contó.

Zubiri, que produce el 80% del cereal en campos alquilados, está preocupado por el costo de hacer el cultivo. "Con 380 dólares por hectárea de alquiler hoy necesito 4300 kilos para pagar los gastos, contra 3640 kilos por hectárea que me hacían falta el año pasado", precisó.

La menor intención de siembra por parte de los productores se está reflejando en la comercialización de insumos, que también está en baja. "Los números lo dicen todo: versus 2007, de enero a abril la caída es de un 50% en fertilizantes y de un 20 por ciento en semillas y herbicidas", expresó Mauro Rossetti, del área de ventas de Campoamor Hnos. Los datos corresponden a las sucursales de Tandil, Vela, Chillar, Estación López y Benito Juárez. "Salvo algún interés por la nueva variedad de Baguette (9), la venta está muy fría", añadió Juan Beguiristain", gerente de la filial Tandil de Campoamor Hnos. Según dijo Martín Descalzo, gerente de Marketing de Nidera, la venta de semillas "está demorada". "El área puede llegar a bajar de un 10 a un 20%; hoy se habla de eso", apuntó.

Guillermo Cavalleri, integrante del Grupo Ceres Tolvas, graficó así la situación, influida por la disputa con el Gobierno y la sequía: "En general, en el sudeste y el sudoeste de Buenos Aires hay muy pocas definiciones con respecto a la siembra. De seguir este escenario la superficie a sembrar disminuiría en al menos un 10 o 15%. Parte del trigo ya se ha sustituido con colza".

El escenario no es muy distinto en otras regiones. Desde su base en Daireaux, el productor Marcelo Carrique indicó: "En principio bajaríamos un 20/30% (el área), pero puede llegar al 50% por lo parado que está el mercado de alquileres. Lo reemplazaríamos por cebada y por girasol o soja, principalmente". En Chivilcoy, en tanto, Alejandro Carafi, señaló que por la incertidumbre no renovaría buena parte del área alquilada y eso podría impactar en la superficie por sembrar. "Creemos que habrá una reducción del 30%", dijo. Por su parte, en Bragado, Jorge Aristi bajará la superficie un 10 por ciento.

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